No llores, no muchacha, la gente está mirando
bailemos este tango, el tango del adiós...
así entre mis brazos, mirándote a los ojos
yo quiero despedirme sin llanto y sin dolor...
La vida caprichosa nos puso frente a frente
prendiendo en nuestro pecho la hoguera de un querer,
mas hoy, la misma vida nos manda separarnos
el sueño de querernos, ya ves, no puede ser...
Bailemos
como antes, cariñito,
abrazados, bien juntitos,
sólo un alma entre los dos...
Bailemos
que no vea en tus pupilas
una lágrima furtiva,
ni una sombra, ni un dolor...
Bailemos
que después ya sin tus ojos
he de arrancar un sollozo
por mi amor y por tu amor...
Siempre
estarás en mi desvelo
¡como una estrella en el cielo
prendida en mi corazón!
No intentes rebelarte, lo nuestro es imposible,
un sueño irrealizable que nunca floreció,
qué importa que nos una un mismo sentimiento
y encienda nuestras almas la antorcha del amor...
Que tengas mucha suerte, que Dios no te abandone,
yo sé que a mí me espera la eterna soledad,
no tiembles en mis brazos, te ruego me perdones,
el tango ya termina... salgamos a llorar...
Carlos di Sarli (Bahía Blanca, 7 de enero de 1903 — Buenos Aires, 12 de enero de 1960) cuyo verdadero nombre era Cayetano Di Sarli y que era apodado "El Señor del Tango", fue un director de orquesta, compositor y pianista argentino considerado una importante figura dentro de la música de tango.
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